Tendencias: Patolofilia.


Bendita tendencia es ésta que, lejos de la connotación negativa del término Pathos (Sufrimiento, Daño), viene haciendo referencia al placer, amor o amistad que se tiene hacia dicho "fenómeno". La razón de esta entrada es puramente exonerativa (que es una palabra preciosa, pero sin valor para la RAE, como muchas otras).Y el motivo es el siguiente: Ya son varios años los que llevo zigzagueando entre enfermedades con germen psicológico que, unas veces tanto hacen mi vida un calvario, como otras la convierten en algo interesante y es gracias a todas ellas a lo que se ha amoldado mi personalidad. El hecho de tener continuos dolores de cabeza me convierte en un ser solitario, alguien con el tiempo suficiente para gastarlo en un blog, en seriesyonkis o wikipedia y que además está bastante cómodo dentro de su propia soledad. Además desde hace unos días se sumaron la fiebre, la tos y los vómitos a mi vida, gracias a Morla... Cuando todos tuvieron conocimiento de mi estado el contacto cuerpo a cuerpo menguó considerablemente, las felicitaciones navideñas empezaron a ser inapreciables desde los tres metros de seguridad, la estancia en mi dormitorio junto al ordenador pasó de ser considerada consecuencia del hikikorismo, a ser parte de mi rehabilitación.
En fin, que todo son ventajas, y es por ello que confieso públicamente que:

-Me llamo Pablo Galeote y soy Patolofílico.

No quiero acabar sin hacer referencia a la apostasía. Anoche me estuve informando y nada está claro. En algunos lugares pone que la carta de apostasía debe de enviarse a la diócesis, en otros que el destinatario debe de ser la parroquia en la que te bautizaron, en otras que debe de darse en mano, en otras que debe de enviarse por paloma mensajera (la religión siempre estuvo muy apegada a las llamadas "ratas del aire", supongo que por similitud) y ya en la última que entré incluso decía que este era un tema a tratar con el santo padre, algo que en mi caso es imposible, ya que su amor por las armas o Armifilia (algo que trataré en la próxima entrada) dificulta el trato.
He de suponer que el hecho de ser patolofílico acrecenta mi necesidad de sufrimiento religioso. Me da morbo   la posibilidad de pertenecer a una religión que promete sufrimiento eterno con belcebú, el ángel caído, si no llevo a cabo la palabra del Señor.

Espero decidirme pronto, uno no se hace apóstata de la noche a la mañana.

Tendencias: Cronofilia.



Esta es a modo particular una de las tendencias que más me afectan. La razón principal para ello se encuentra dentro de mis precedentes genéticos, para ser más exactos a mi tío, del cual he obtenido el fragante amor por los artículos que pese a su funcionalidad o rotura me atraen significativamente. Conllevando además la condición de mi dependencia a sus encantos.

No hace mucho, es más, me aventuraría a decir que fue ayer, paseando por Granada pasé por la mayor factoría de vinilos desvirtuados por su apariencia, CashConverter, vocablo que en castellano viene a ser algo así como "Danos tu basura, nosotros la guardamos hasta que algún imbécil se la lleve encantado". Allí de forma casi anecdótica descubrí la diferencia entre antiguo y retro. Resulta que para el servio mercantil esta connotación  tiene varios significados, siendo "Retro" la empleada para dar a entender que su función es tan solo ornamental y "Antiguo" la que lejos de referirse a funcionalidad, determina el precio. En definitiva, encontramos "Retro" como estropeado y por ello barato, y "Antiguo" como objeto de utilidad dudosa pero caro.

Dejando de lado esto, volveré al tema principal, sin dejar pasar la oportunidad de identificar al imbécil de la traducción castellana con mi propia persona.

En definitiva. La cronofilia se relaciona con un tipo de parafilia basada en la consideración de inadecuada a las tendencias sexuales surgidas por parte de un sujeto ante un objeto de edad sustancialmente distante de la propia. (Frente a este fenómeno sugiero la tendencia sexual como la sensación que experimenta nuestro cuerpo al encontrar un objeto antiguo/retro, llamada orgasmo capitalista, y que se manifiesta por su compra impulsiva y el posterior uso indiscriminado para labores ajenas al vicio).

Ante la posible visión literal del término he de decir que en mi caso jamás llevé a cabo acciones sexuales frente a una Olivetti Linea 98, una pareja de Olympias Traveller deLuxe, una Maritse 15, una Brownie Flash, una Vest Pocket o algún que otro billete/moneda o fósil que me rodee, al menos completas.

Tendencias: Necropatía.


Hace tiempo que vengo dándome cuenta de lo morbosa y seductora que llega a ser la muerte. Es un fenómeno glorioso, lleno de cambios desconsiderados, ya que injustamente viene por sorpresa (a veces).
Lo mejor de ella es ese carácter tan sobrio y definitivo que transmite. Yo, como tantos otros, no sé si aquí presentes, he pensado en ella de forma egoísta más de una vez, pero sin llegar a nada, y esto he decirlo, por falta de huevos. Porque tiene esa mirada fría, esa que te descubre el insoportable dolor físico que te acompañará hasta el último aliento, esa esencia de misticismo que queda por la posibilidad de quedar vivo... No sé, supongo que tan solo se debe a la falta de huevos... y me engaño a mí mismo.

Cambiando de tema, pero sin acabar con él, tengo que mentar algunos casos que hicieron despertar en mí la necesidad de escribirlo. Ya son varias las ocasiones en las que algún familiar o amigo me vino contando la muerte de algún conocido y yo, lejos de sentirme afligido, empecé a despertar cierta envidia por el susodicho exánime. Bajo ese pretexto mis comentarios fueron, cuanto menos, de tristeza o desánimo, restándole toda importancia al hecho de que ahora el hollito, que su vivaz trasero formaba sobre el sofá, yacía sin dueño.

Ésto, claro está, termina despertando odios e injurias contra mí por parte de mi sentimental "anguélo", las cuales no dicen mucho más de mí de lo que todos sabemos, que mi corazón de negro, de tan oscuro, desapareció en mi corporal y atezado vacío.

A qué viene esto.


Me han insultado de tantas formas y en tantos idiomas que casi olvidé mi verdadero nombre. El insulto a veces fue tan infundado que tuve que dar la razón a mi parlamentario agresor. Hubo ocasiones en las que yo mismo pedí ser insultado para provocar mi propia ira y con ello llegar antes al orgasmo, pero nada, el insulto no acabó más que con la tensión del momento, demasiada verdad destruye leonadas. Recuerdo el más bonito de los insultos que me entregaron, de forma escrita y bien redactada, mediante la línea atlántica desde Baires, provincia del tercer mundo, y que describe así:


Pablo es una película de carnaval,
es fulano, es milanesa con tomate,
mariquita, mastodonte, negro de tal,
es un pantalón, faldón con miriñaque.

Pablo folla a las más putas de las musas
que dan una grasia que no se pué aguantá,
luego escupe verdades como pelusas
porque la vida no le sienta nada mal.

El cabrón de mi amigo me denuncia,
me dice que si tal o peor o cadáver.
Así ya, cualquiera se corta las venas.

Luego se arrepiente, reza escaramuza
con dulzura. Sí, la concha de tu madre,
no vayas ahora a decir que sos mi nena.

Baires, 24 de abril.

Además de esta, fueron muy numerosas las reprimendas del mismo atento amigo. Recuerdo una, en la cual, el muy desgraciado, incluso se insultaba a sí mismo mediante adjetivos que tanto la sartén como el cazo notaban propios. Esa decía así:


Yo con mi estilográfica, tú con tu birome,
yo con mi elegancia, tú con dos cojones,
yo listo para salir, tú espera one moment,
yo con la adelaida, tú con la gorda ivonne.

Soledad nos usa como a dos cabrones,
nos dice que follamos como maricones:
la sensibilidad atrofiada, usted perdone, 
en la cama no solo con la boca se come.

Yo con mi estocada, tú con tus dos pitones, 
yo con sangre frita, tú con chicharrones,
tú para el arrastre de parar balones, 
yo con seis infartos en dos corazones.

Luego pasa lo que pasa, registro los cajones, 
encuentro ojos de oro incrustados en ratones, 
calzoncillos de plata mezclados con condones, 
y lágrimas rayadas como las viejas canciones.

Yo con las dos manos, tú con dos pezones,
yo sin escribir poemas, tú sin tener ilusiones.
yo con la lengua vacía, tú mordido por leones,
y si liamos la marimorena semos dos cabrones.

Por ahora y mientras tanto sigo esperando a que alguien llegue a su altura para al menos sentirme ofendido, no digo más, porque ante todo uno es negro... y por desgracia.

Iteya...


La muerte, estando ella tan confiada en ganarnos, nos da toda una vida de ventaja. Pero en mi caso, para desgracia ajena, además me sirvió de un homólogo suicida, un clon de medio pelo y mirada distante. Un hombre al que hasta su propia barba traiciona y no siendo éste el único, incluso las cajetillas de tabaco mienten con bonitas palabras que amenazan su integridad sin luego dar resultado. Alguien que la gran mayoría de las veces encarna el papel honorífico de lo que las madres, pobres inocentes, llaman malas juntas. Sin ser él nada de esto.
Porque todo son prejuicios que se basan en sustancia sin fundamento. Es una persona como pocas, con tantas virtudes que ensombrecen a sus defectos. Es amable, católico, consciente de su futuro y además responsable. Ha recibido tanto en su vida que ahora, agradecido, no tiene reparos en ser el hijo que toda madre querría, el yerno por el que toda suegra de vecino reza antes de meter los pies descalzos bajo la colchita de lana (de la buena). Llega a tal punto su divina conducta que hasta ha trasgredido las tendencias sexuales naturales acercándose a la homosexualidad en varias ocasiones como consecuencia de su sagaz dulzura y carácter afable.
Y podría yo seguir contando clarividencias de este grandioso muchacho siendo lo dicho solo un ápice de cuanto podría contar sobre él mientras mi propia conciencia, sintiéndose culpable, intenta hacer estallar mis propias entrañas por andar mintiendo como un verdadero prostiputo y guardar hasta el final un mayúsculo "nohombre.", porque sí, señores, para todo esto no existe otro final posible más que un glorioso...

NOHOMBRE.

Eso lo saben hasta los chinos de Rusia...


Algo debe de haber escondido tras esa frase "hecha" que me persigue y me destroza xenofóbicamente por dentro. Todo cuanto pasa a mi alrededor es tan corriente que acaban sabiéndolo hasta los chinos de Rusia, pero por qué de Rusia... Bien sabe Dior que chinos hay hasta en la sopa y jamás se me ocurrió decir que lo saben hasta los chinos de la sopa. Es más, sabe Dior todoponderoso que hasta los hay aquí esta nuestra grande y libre España y nunca se me ocurriría decir que lo saben estos chinos tan cercanos, podrían saberlo por casualidad. De ellos te lo puedes esperar todo. Porque ante todo hay que decir que esta gente no puede ser muy tonta si son comunistas, y grandes. Nohombre.

El dedo apunta a tu avaricia...



Un hombre pobre se encontró en su camino a un antiguo amigo. Éste tenía un poder sobrenatural que le permitía hacer milagros. Como el hombre pobre se quejara de las dificultades de su vida, su amigo tocó con el dedo un ladrillo que de inmediato se convirtió en oro. Se lo ofreció al pobre, pero éste se lamentó de que eso era muy poco. El amigo tocó un león de piedra que se convirtió en un león de oro macizo y lo agregó al ladrillo de oro. El amigo insistió en que ambos regalos eran poca cosa. 
-¿Qué más deseas, pues? -le preguntó sorprendido el hacedor de prodigios. 
-¡Quisiera tu dedo! -contestó el otro. 

Sí, el hombre es codicioso... y sí, egoísta, y también podríamos añadirle su sobrepasada tendencia a ser mísero e interesado, pero acaso no le da esto un toque romántico y querible que nos hace abogar por salvarlos a todos ellos de las acciones o fenómenos naturales, que gracias a la bendición del fastuoso dios panteísta que nos "protege", se encargan de arrasar y extinguir...o no.

¿Quién dijo cierto?



Desde el momento en el que algo es tomado como verdad comienza a dudarse de ello. La naturaleza humana tiene asentada en su base esta relación que lo priva de vivir de una forma despreocupada para, desde que escucha la veracidad de algo que es indudable, tomar cartas en el asunto. Parece difícil hacerse el cuerpo a esto viendo en lo que está basada la sociedad en sí. Nos parece gustar lo fácil, lo que no implica dificultades ni calentamientos de cabeza innecesarios. Pero de repente, sin previo aviso, como una bocanada de aire fresco, aparece la necesidad de encontrar algo que destroce la inmutabilidad de la que está repletamente atiborrada la verdad. Podríamos dar por cierto que la vida es finita y con ello encontrar manifestantes frente a nuestra casa con pancartas dando por dudable ese hecho. ¡No puede ser finita!¡Demuéstralo! En ese momento podríamos cargar nuestra Browning HP-35 de 9 milímetros y dispararles en la sien, que ya vendría uno de los supervivientes diciendo que su vida no acaba allí, que el señor les aportará una vida feliz más allá de la muerte terrenal, y con esto desmantelar toda teoría atea que se precie y se quiera dar como excusa. Con ello no busco ser sádico, sino demostrar la tendencia del hombre por discutir solo cuando las cosas son dadas como ciertas y no cuando aún no lo son, para buscar una razón que determine con anterioridad cuál es su naturaleza. Aún así esto no es negativo del todo. Gracias a ello, se desterraron teorías que afirmaban la planicie de La Tierra, que hacían a nuestro orbe el centro del universo y otras muchas relacionadas con el mundo de la ciencia y la religión. Se agradece esa tendencia, pero sin caer en la hipocresía.

Somos como queremos vernos ser.



Somos seres, y no por eso humanos. A veces llegamos a ser humanos, pero con ello dejamos de lado nuestra condición de seres. Nos deberíamos llamar a nosotros mismos por lo que somos, animales. Pero esto no se puede aceptar con nuestra larga tradición racional. Nunca fuimos monos, o eso se dijo. Aunque fuimos monos, o eso se dice. Pero esto no nos pone al nivel de cada bicharraco agresivo con tendencias de dominio, de reproducción… y tantas cosas que nunca serían propias en el “ser humano” por el mero hecho de que un hombre que se precie, un varonil macho ibérico, tiene un concepto mucho más trabajado de la existencia y jamás tendría esas ansias rigiendo su comportamiento. O tal vez me equivoque. Esto de ser parcial hacia algo con lo que se está en desacuerdo es duro. Pero lo intento, vaya a ser que por llamarnos animales me nieguen entrar en el paraíso. Siempre haré como Vicente, ir allá donde va la gente. Que para eso nos atribuimos eso de seres sociales con el fin de no vagar en soledad por esta fatigosa vida (algo bueno tiene que haber en ser social). Así que me temo que tendré que rectificar. El ser humano es ser y humano, es humano, persona y tan racional como mundano. Nació privilegiado y con el don de amar, nació tal cual es hoy y tal cuál Dios todopoderoso lo creó. No busca dominar, busca guiar. No quiere reproducirse, quiere formar una familia feliz y colmada por los principios del amor al prójimo. No desea muchos bienes, desea hacer más cómoda su vida. Y claro está que de vez en cuando le traicione la lujuria, pero es que todo Dios tiene su antagonista malvado que los coacciona. Dejemos de buscar tres pies al gato, que ya se la verá él mismo en cualquier aseo matutino.  Eso sí, acá escribe el más mono de la selva.

Futuro perfecto simple.


Subí a aquel tren. Me llamaba con insistencia desde mis más profundos sueños e incluso llegó a irritarme  tanta insistencia, pero no podía negarme a sucumbir. Fui por los estrechos pasillos intentando ver el exterior por los ventanales, cada uno me mostraba un mundo y en cada mundo se reflejaba mi imagen acorde a la escena. En el primer ventanal vi mi rostro demacrado, triste y con lágrimas rodando por las mejillas, aunque a su alrededor paseaba una verdadera belleza de cuerpo  angelical, anchas caderas y fina piel. Ello me lastimó, pero decidí seguir mi camino. Pasé al segundo vagón y en la correspondiente ventana estaba yo engalanado y con aspecto de triunfador y acaudalado, pero solo. No quise seguir viendo aquello ya que esa soledad me desagradaba, y no subí a ese tren para sufrir por cada paso que daba. Debía seguir. Entré en el último vagón y encontré algo que agotó mi paciencia, todo en aquel ventanal era cíclico y mostraba algo desconcertante, mi reflejo esperaba pacientemente sentado en el centro y hasta él llegaba una bella dama que hacía iluminar su rostro hasta cegar, pero que tras unos segundos volvía a salir sin mediar palabra dejando aquella felicidad en mera anécdota.
Fueron tres estampas bien distintas pero a la vez tan parecidas que nublaron la percepción de la vida que había sostenido mi existencia hasta poner a mi persona a disposición de aquel tren sin rumbo. Tuve que salir de mi letargo velozmente, ese tren no pararía y no podía perder el tiempo decidiendo que vagón sería el que daría sentido a mi viaje. Fue rápido e incluso alocado pero la única idea que pareció ser de mi agrado llevaba mis pasos hasta la cabina de mando. Ninguno de los vagones merecía mi estancia y no pensaba saltar de ese tren en pleno trayecto, por ello y solo por ese momento saqué yarmoles para echar la puerta abajo y dar el golpe de gracia que me diese la potestad para dirigir  ese tren a dónde me interesase, sin seguir los malditos raíles que ataviaban mi futuro a ese fin tan fatídico. Me convertí en conductor ferroviario del tren de mi destino sin tan siquiera haber conseguido montar en ciclo sencillo. Toda una proeza. 

Pesimismo progresista


El mundo está lleno de gente parcial, de seres sin capacidad para abstenerse a adoptar posiciones  y seguir unas normas preestablecidas que guíen su día a día. Todos ellos creen poseer una libertad inexistente, una vida propia e inigualable que en ningún momento está cercana a sus posibilidades, y que para colmo defienden con desmesura y agresividad ante cualquier objeción de exclusividad.
Nuestro bendito orbe está repleto de ciegos, sordos, mudos, mancos, cojos y lisiados en general. Son personas y no seres humanos, copias con igual pensamiento y metas de gran parecido que no son más que objetivos establecidos previamente por una sociedad autodestructiva. Y para lidiar con ello es imposible hacerlo de un solo modo, descartaríamos el braile, los sermones e incluso el debate a expensas de los tres principales grupos de persona.
Apartados estos, debiéramos seguir con los mutilados varios. Ellos, personas de menor grado de discapacidad podrían acabar aceptando esa pesimista realidad pero carecen de la verdadera voluntad a la que metafóricamente trato como física. Tienen la irreparable tendencia a acabar aceptando la voluntad social, con lo que acaban siendo los más burdos de estos incapacitados.
Abogo por un holocausto, uno puramente psicológico, una erradicación del pensamiento de voluntad individual. Necesitamos  seres humanos no personas.

Schopenhaueriano - Parte primera



¿Cuán de cierto puede haber en las palabras de un ser tan misógino y huraño como fue Schopenhauer para influir en tantas privilegiadas mentes y en tantas variadas disciplinas?
Su doctrina estaba aplicada desde un punto de puro prejuicio antropológico, poseía una mente que no apartaba de su propia idea de animalidad para el hombre bajo ningún concepto y que además le permitía provocar en sí mismo toda una red de explicaciones unas veces escabrosas y razonables, y otras veces tan minuciosamente sacadas que chocaban frontalmente con su propia mentalidad.
Se trataba sin duda de un hombre de fuerte carácter teutón y desde un punto de vista social, rencoroso hasta la saciedad. Debido a esto se ve razonable, dentro de lo que en el siglo XIX tiene cabida, la fuerte crítica que “Scho” lanzaba hacia la mujer. Débil, infantil, sin atributos intelectuales ni artísticos y solo digna de la caridad masculina eran sus dictámenes, sin duda provocados a causa del resentimiento hacia su amada veneciana que años antes había dinamitado sus posibilidades de ponerse bajo la tutela de Goethe y en una medida menos dolorosa, haber descubierto la antítesis del amor.
Todo esto es fácilmente reconocible viendo las claves de dos de sus temas a tratar, el amor por un lado, en el que aparece la mujer como pieza fundamental para la procreación de su generación futura aportando la belleza y la inteligencia; y la mujer por otro lado, mostrando de ella una visión más misógina y despectiva comparando su inteligencia con la del hombre de más temprana edad. Todo esto no hace más que descubrir la presencia de algún factor determinante en su cambio de percepción sobre su antagónico.

!Qué interno todo...¡


Incomunicado del resto del universo, decido apelar al ínfimo carácter de responsabilidad propio y atar la inmensidad de cabos sueltos que quedan en mi vida.  Todos ellos tan insustanciales e intrascendentes que no los tuve en cuenta hasta que ahora la desaparecida amena, con nombre en la actualidad de naranja guiri, sospechosamente me cortó el grifo (uno de esos cabos incluyen al recargo de saldo).
En poco tiempo vi como aparecían miles de esos cabos. Tales a mi siniestra capacidad para caer en la empatía, mi relación con los despertadores (los programa el mismísimo diablo), mi incondicional miedo al descanso nocturno (¿quién necesita ocho horas de sueño?), mi despreciable facilidad para caer en el consumismo de papel tintado, mi facilidad para el “sí” y la sobriedad de mi “no”, y la más dolorosa y desquiciante, esta incapacidad para olvidar detalles estúpidos ante la posibilidad de recordar los verdaderamente importantes y el envidiar continuamente a esa seductora voz que habita en mi cerebro, que domina una vocabula discenda impensable para mi propia persona y que me desagrada en demasía.
Hablemos de nosotros, ¿Quién eres y quién te metió acá? ¿De dónde sacaste esa gutural voz tuya? ¿Por qué eres mejor que yo? ¿Por qué piensas como si de mí se tratase ataviando a esos pensamientos un orden tan labrado e incuestionable?... Podría faltarte el respeto, pero tengo la impresión de acabar faltándomelo a mí mismo, y no estoy dispuesto a llegar a tanto.

Al final preferí dejar los cabos desataditos, ya aprenderán ellos solos a atarse. Por la cuenta que les trae...

Desequilibrado


¿Cómo sabemos si sabemos algo que nadie sabe? ¿Cómo podemos comprobar, sin preguntar a nadie, que no estamos equivocados? Que alguien me explique cómo debo hacerlo, porque debe existir ese procedimiento. Es algo necesario para nuestra especie. A todo el mundo le gusta saber algo que nadie más sabe, pero no se está seguro de serlo sin preguntar a los demás. Pero no podemos hacerlo, porque los muy desgraciados siempre acaban dándote la respuesta que no quieres escuchar y se va al traste tu felicidad. Sabes que miente, pero da igual, porque tampoco puedes demostrarlo, y es eso lo que más duele. Quiero, deseo, ansío, anhelo, aspiro, ambiciono, pretendo saber el método como si de la piedra filosofal se tratase y lo quiero aquí y ahora. Me convertí en un hombre ambicioso e impaciente debido a mi necesidad de demostrarlo todo, pese a este sentimiento de lástima que me inunda por mi necesidad de ampliar mi propia sabiduría con la de los demás, ya que este psicoanálisis es mi único proyecto en la actualidad y no querría mezclar a nadie en él por el mero hecho de negarme a contaminar mis resultados con opiniones subjetivas e impías hacia mi propio pensamiento. No quiero decir que yo cuente con un punto de vista objetivo sobre el tema, pero tan solo quiero mi punto de vista. Llamadme ególatra o egocéntrico que de igual modo seguiré mi camino apartado de las miradas críticas que ínfimamente pueda hacerme abandonar. Así que olvidad todo lo dicho y pensad que mi comportamiento solo es el propio de un desequilibrado o un paria del tres al cuarto que no encaja en vuestro despreocupado mundo. Sentiré pena por vosotros, no la sintáis por mí.

¿Ellos o yo?



Me levanto cada mañana y pienso...¿Dónde querría estar?¿Por qué amanece si yo no lo he pedido?¿Para qué sirve todo esto?. En ese momento no encuentro una razón, salgo de mi nube y me dirijo a mi amigo de confidencias, un triste aparato lleno de claves alfanuméricas y chismes que solos serían inservibles pero que unidos son lo que muchos desean, una mente ordenada, una vida cuadrículada y sin final extraordinario, solo servir...solo ser util. Y por mas amargo que me parezca, hasta un amasijo de cables ha encontrado su lugar antes que yo. Pero luego miro al espejo y me digo: "A menos en un momento de mi vida hice algo bien, me enamoré". No parece mucho pero es más que eso, solo tres minutos después de hundirme a mi mismo en la desesperación encuentro el motivo por lo que todo merece la pena, esa persona a la que amo. Con ella no hay nada que produzca en mí una infima porción de angustia, solo un abrazo suyo llega a llenar mi vida de razones, con un beso poseo todo lo que cualquiera querría, pero...a veces eso no llega a bastar...y necesito algo, un algo que me haga abrir los ojos, un... un... un ¡te quiero!...y Boom!...mi vida cobra de nuevo el sentido perdido...a menos hasta que comprenda por qué una caja electrónica puede vivir sin amar...¿Acaso han aprendido a estar solos?¿Querría yo parecerme a ellos o son ellos los que me envidian?


Que tiempos aquellos...por suerte uno se va dando cuenta de que vivir engañado no es vivir y de que nada es para siempre. Aprendo poco a poco, pero aprendo, que falta me hace...

De este mundo en el que no sabemos estar...



¿Qué se puede esperar de un mundo de ruindades y desgracias en el que el sueño de todo ser es volver al pasado infantil del cuál se vio forzado a salir? Tal vez esperemos que tras la vida nos espere una interminable infancia en la que desconectar de todo aquello que mermó nuestra felicidad o que en muchos casos la arrancó de raíz en nuestras narices.
Podemos esperar también a llegar al prometido paraíso, del cuál corroboro su inexistencia por sus bases alejadas de lo racional, o el esperar que con nuestra muerte la vida pasada sea solo eso, pasada, pero sin duda alguna creo que la razón a la que debemos nuestra existencia no es más que el simple hecho de probar las posibilidades a las que somos expuestos y con ello tener la libertad de equivocarnos innumerablemente sin miedo a que ello nos pase factura. Con esto no mas decir que vivir para no equivocarse es vivir sin saber vivir.


Tumor de propósitos



Hoy, desde este lugar, desde mi pedacito del mundo, desde el único espacio que siempre me pertenecerá, quiero dar rienda suelta a mis sentimientos. Quiero que todos ellos salgan, se pronuncien y me expliquen el por qué, el por qué de todo, de lo que pienso, de lo que creo y de lo que me rodea y con más detalle el por qué deseo huir. Voy a actuar de la forma que solo los débiles estarían dispuestos a llevar a cabo, voy a fracasar antes de comenzar y no consigo perder la opacidad de mi vista. Tengo mi "vida" atada a una música que me hace olvidar la realidad a la que pertenezco y a unos libros que no hacen más que discutir mis razones para exiliarme de la existencia. Y más, más y más... más mierda encuentro cuando veo una solución y si no soy yo quien la echa, se encargan mis amados fantasmas de hacerlo, sin tener en cuenta el poder que a mi mismo "me" pertenece sobre "mi" vida por el mero hecho de serlo, porque así debe ser, no hay nada mejor para alguien que duda de que tenga vida que inmiscuirse en ella para destrozar, fracturar, quebrar, aniquilar y avasallar cualquier atisbo de independencia racional o moral que lleve a la práctica. Así que para demostrarme a mí mismo, y a todos que no pueden ser un influjo perenne en una vida que no les pertenece, que no pueden hacerme daño, imponer sus normas éticas y marchar libremente, necesito hacer algo para que denoten en mi la capacidad para ser totalmente independiente a su influencia. Y si no puedo conseguirlo, de nuevo habré fracasado. Dos a uno, vuelves a llevar ventaja...

Mañana no es hoy, te pongas como te pongas


Hoy, todo lo que escribo comienza por hoy, nada comienza por ayer o mañana, ni tan siquiera por un antes o un despues. Debe de ser por la necesidad que corroe mi cuerpo, porque necesito saber que sigo vivo. Necesito el presente, porque huyo del pasado y temo al futuro, porque no quiero seguir adelante si no tengo claro que justo en ese momento soy algo. Tengo gente a mi alrededor, la suficiente para compartir momentos de mi presente y saborear la dulce sensación que nos da la libertad de hacerlo o no, sin ataduras ni consecuencias extremistas y disyuntivas que nos lleven a la profunda soledad. Quiero esa libertad.


Girando gerundianamente


Girar, girar, girar y girar y volver a girar y más giros, y más rápido, y vamos que girando y girando y que no para de girar y girando me mareo, me mareo y caigo, y al caer me golpeo la nariz, y sangra, sangra mucho y duele, duele más que sangra, pero da igual, todo tiene que seguir girando, poco a poco pierdo la conciencia, ya no se a dónde voy, en verdad nunca lo supe, pero ahora no se si me rodea la realidad o una simple ilusión, mi vista ya estaba nublada pero ahora me abandona, no veo, me ciega todo, el dolor, la sangre, el mareo y cada giro que despega aún mas mis organos, mi cuerpo se despega de si mismo, y noto como chocan unos órganos con otros. Los primeros en chocar son los mas esenciales para el hombre, y no por la supervivencia, sino por lo que significan, son el corazón y el cerebro, ambos chocan y rebotan, tanto y tanto que se van autodestruyendo, se van convirtiendo en polvo, y ese polvo crea una infranqueable pantalla que hace que los demás organos vayan de aquí para allá sin rumbo, destronzandose nuevamente unos con otros. Tras eso, mi cuerpo queda lleno, pero de una sustancia asustadiza y desconfiada, de aire confuso que no le permite vivir ni dar vida a su alrededor. Está lleno de pensamientos, dudas, miedos, remordimientos y necesidades. Necesita ser de nuevo lo que era, pero ese impertinente giro no aboga por lo mismo. Es en este momento cuando pido, por él y por mí, que ese giro cese, da igual la velocidad o la intensidad con la que lo haga, pero que cese y me abandone y con un intenso chaparrón de lágrimas se despeje la materia gris que llena su interior, para que de nuevo pueda brotar el ser que fuí, que vuelva a estar cubierto de una frondosa aura . Que no sea yo, sino Yo. Y así con orgullo alzarme victorioso...lo siento, de nuevo volví a caer, pero ahora en mar del optimismo, nunca se me dió bien nadar.


Todo es injusto o justo lo que merecemos




Algo bueno tiene que tener todo esto, algo tiene que tener para que no consiga decidirme por un fin rápido e indoloro, tal vez se deba a que no tengo la fuerza de voluntad suficiente para llevarlo a cabo. Debe ser una de estas expiaciones pero en cualquiera de los casos no me parece correcto que no todos los seres humanos seamos capaces de las mismas cosas. Por condición o por simple genética se nos debería dotar a todos de la misma voluntad. Teniendo en cuenta la imposibilidad de que esto ocurra, nosotros (los que pensemos de igual modo sobre este tema, claro está) deberíamos pedir competencias a nuestros gobiernos y que se nos dote de servicios que faciliten la tarea. No tienen porque ser servicios de alto rango, tan solo con ayuda moral, el derecho a asociación (finita donde las haya) y sobre todo la libertad para hacerlo sin que nadie sea perjudicado ajeno o no a nuestra decisión, nos sentiríamos satisfechos. Aunque pensándolo bien se deberían pedir también derechos adyacentes, empezando por algo esencial en cualquier autóbito que se precie, porque no hay mejor muerte que la que es acompañada del infausto ritmo de la Toccata in D minor de Bach, o para gustos menos clásicos, el estridente tintineo de lady gaga, y bien es sabido el interés de las sociedades de autores por el cobro del canon de estos archivos sonoros (para nosotros deberían restringir este pago, por caridad siquiera) y tampoco debemos olvidar las armas, una subvención para su compra sería bien avenida, y la mejora de parajes dignos de ser recordados antes del viaje de expiación hacia el purgatorio pendientes de nuestro eterno veredicto. Con esto y algunos puntos más a tratar seríamos muchos los agradecidos. Espero respuesta de los altos cargos, aunque tan solo sea para poner el grito en el cielo.


Conversaciones intrascendentes





-¿Cómo se llama esa sensación?... ¿Esa sensación que tengo cuando sé que a mi alrededor tengo todo lo que necesito pero no consigo hacerlo mío?

-No sé. Supongo que tiene un nombre, alguno que con simplicidad puede explicar lo que me describes, pero en este momento no sé ponérselo.

- Creo que es simple, sí. O tal vez se trate de alguna sensación desconocida para el resto de la humanidad y que solo yo llego a sentir...

-No pienses eso, nunca sabrás que es lo que sienten los demás si solo te tienes en cuenta a ti mismo y para colmo sacas a relucir el suficiente ego para creer que alguna divinidad se honra en crear una sensación en exclusiva para ti...No seas así.

-A veces me gusta pensar que soy especial, no veo nada malo en ello, todo el mundo necesita sentirse así. Es vital.

-Vital o no, no estás en condiciones de ser tan egoísta, no todo puede ser "Tú" y solamente "Tú".

-Déjate de gauchadas y céntrate en mi pregunta. Solo te di tema de conversación porque tenía una duda. Así que si ni tú ni yo la saciamos y para colmo piensas seguir dándome a entender que sólo soy uno más de los seis mil millones de personas que habitamos este planeta para hacerme sentir insignificante, no estoy dispuesto a escucharte.

-Pronto será el día de los enamorados.

-¿Lo dices para cambiar de tema o para acabar de hundirme?

-Me parece que la palabra que buscabas es angustia. Y me temo que tengo que decirte que no eres solo tú quien la siente. ¡Uis! Parece que estabas en lo cierto sobre mi intención de hundirte…
¿Nunca pensaste en tu vida como una gran competición en la que un ser superior te pone a prueba y tiene como objetivo el destruirte? Persiguiendo la victoria en esta competición podrías encontrar tu meta y con ello un objetivo que seguir adelante y superar este reto que te han impuesto por el mero hecho de existir. A nadie pediste esa existencia, pero ya que ha de ser vivida, tu mejor opción es ganar. Todo empieza ahora, ánimo y no vuelvas a perderte aquí. No me gusta ver seres desgraciados que me hagan parecer afortunado.

-Solo eres una mínima parte de mí, al igual que tus problemas. Eres tú el que debería desagradarme. Viviría feliz sin tener que estar a expensas de cada razonamiento de tu parte. Se puede vivir pensando que todo es obra de los dioses, muchos llevan miles de años haciéndolo y parece irles divinamente. Yo podría ser como ellos.