Pesimismo progresista


El mundo está lleno de gente parcial, de seres sin capacidad para abstenerse a adoptar posiciones  y seguir unas normas preestablecidas que guíen su día a día. Todos ellos creen poseer una libertad inexistente, una vida propia e inigualable que en ningún momento está cercana a sus posibilidades, y que para colmo defienden con desmesura y agresividad ante cualquier objeción de exclusividad.
Nuestro bendito orbe está repleto de ciegos, sordos, mudos, mancos, cojos y lisiados en general. Son personas y no seres humanos, copias con igual pensamiento y metas de gran parecido que no son más que objetivos establecidos previamente por una sociedad autodestructiva. Y para lidiar con ello es imposible hacerlo de un solo modo, descartaríamos el braile, los sermones e incluso el debate a expensas de los tres principales grupos de persona.
Apartados estos, debiéramos seguir con los mutilados varios. Ellos, personas de menor grado de discapacidad podrían acabar aceptando esa pesimista realidad pero carecen de la verdadera voluntad a la que metafóricamente trato como física. Tienen la irreparable tendencia a acabar aceptando la voluntad social, con lo que acaban siendo los más burdos de estos incapacitados.
Abogo por un holocausto, uno puramente psicológico, una erradicación del pensamiento de voluntad individual. Necesitamos  seres humanos no personas.

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