Tendencias: Necropatía.


Hace tiempo que vengo dándome cuenta de lo morbosa y seductora que llega a ser la muerte. Es un fenómeno glorioso, lleno de cambios desconsiderados, ya que injustamente viene por sorpresa (a veces).
Lo mejor de ella es ese carácter tan sobrio y definitivo que transmite. Yo, como tantos otros, no sé si aquí presentes, he pensado en ella de forma egoísta más de una vez, pero sin llegar a nada, y esto he decirlo, por falta de huevos. Porque tiene esa mirada fría, esa que te descubre el insoportable dolor físico que te acompañará hasta el último aliento, esa esencia de misticismo que queda por la posibilidad de quedar vivo... No sé, supongo que tan solo se debe a la falta de huevos... y me engaño a mí mismo.

Cambiando de tema, pero sin acabar con él, tengo que mentar algunos casos que hicieron despertar en mí la necesidad de escribirlo. Ya son varias las ocasiones en las que algún familiar o amigo me vino contando la muerte de algún conocido y yo, lejos de sentirme afligido, empecé a despertar cierta envidia por el susodicho exánime. Bajo ese pretexto mis comentarios fueron, cuanto menos, de tristeza o desánimo, restándole toda importancia al hecho de que ahora el hollito, que su vivaz trasero formaba sobre el sofá, yacía sin dueño.

Ésto, claro está, termina despertando odios e injurias contra mí por parte de mi sentimental "anguélo", las cuales no dicen mucho más de mí de lo que todos sabemos, que mi corazón de negro, de tan oscuro, desapareció en mi corporal y atezado vacío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario