Girando gerundianamente


Girar, girar, girar y girar y volver a girar y más giros, y más rápido, y vamos que girando y girando y que no para de girar y girando me mareo, me mareo y caigo, y al caer me golpeo la nariz, y sangra, sangra mucho y duele, duele más que sangra, pero da igual, todo tiene que seguir girando, poco a poco pierdo la conciencia, ya no se a dónde voy, en verdad nunca lo supe, pero ahora no se si me rodea la realidad o una simple ilusión, mi vista ya estaba nublada pero ahora me abandona, no veo, me ciega todo, el dolor, la sangre, el mareo y cada giro que despega aún mas mis organos, mi cuerpo se despega de si mismo, y noto como chocan unos órganos con otros. Los primeros en chocar son los mas esenciales para el hombre, y no por la supervivencia, sino por lo que significan, son el corazón y el cerebro, ambos chocan y rebotan, tanto y tanto que se van autodestruyendo, se van convirtiendo en polvo, y ese polvo crea una infranqueable pantalla que hace que los demás organos vayan de aquí para allá sin rumbo, destronzandose nuevamente unos con otros. Tras eso, mi cuerpo queda lleno, pero de una sustancia asustadiza y desconfiada, de aire confuso que no le permite vivir ni dar vida a su alrededor. Está lleno de pensamientos, dudas, miedos, remordimientos y necesidades. Necesita ser de nuevo lo que era, pero ese impertinente giro no aboga por lo mismo. Es en este momento cuando pido, por él y por mí, que ese giro cese, da igual la velocidad o la intensidad con la que lo haga, pero que cese y me abandone y con un intenso chaparrón de lágrimas se despeje la materia gris que llena su interior, para que de nuevo pueda brotar el ser que fuí, que vuelva a estar cubierto de una frondosa aura . Que no sea yo, sino Yo. Y así con orgullo alzarme victorioso...lo siento, de nuevo volví a caer, pero ahora en mar del optimismo, nunca se me dió bien nadar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario