Tendencias: Patolofilia.


Bendita tendencia es ésta que, lejos de la connotación negativa del término Pathos (Sufrimiento, Daño), viene haciendo referencia al placer, amor o amistad que se tiene hacia dicho "fenómeno". La razón de esta entrada es puramente exonerativa (que es una palabra preciosa, pero sin valor para la RAE, como muchas otras).Y el motivo es el siguiente: Ya son varios años los que llevo zigzagueando entre enfermedades con germen psicológico que, unas veces tanto hacen mi vida un calvario, como otras la convierten en algo interesante y es gracias a todas ellas a lo que se ha amoldado mi personalidad. El hecho de tener continuos dolores de cabeza me convierte en un ser solitario, alguien con el tiempo suficiente para gastarlo en un blog, en seriesyonkis o wikipedia y que además está bastante cómodo dentro de su propia soledad. Además desde hace unos días se sumaron la fiebre, la tos y los vómitos a mi vida, gracias a Morla... Cuando todos tuvieron conocimiento de mi estado el contacto cuerpo a cuerpo menguó considerablemente, las felicitaciones navideñas empezaron a ser inapreciables desde los tres metros de seguridad, la estancia en mi dormitorio junto al ordenador pasó de ser considerada consecuencia del hikikorismo, a ser parte de mi rehabilitación.
En fin, que todo son ventajas, y es por ello que confieso públicamente que:

-Me llamo Pablo Galeote y soy Patolofílico.

No quiero acabar sin hacer referencia a la apostasía. Anoche me estuve informando y nada está claro. En algunos lugares pone que la carta de apostasía debe de enviarse a la diócesis, en otros que el destinatario debe de ser la parroquia en la que te bautizaron, en otras que debe de darse en mano, en otras que debe de enviarse por paloma mensajera (la religión siempre estuvo muy apegada a las llamadas "ratas del aire", supongo que por similitud) y ya en la última que entré incluso decía que este era un tema a tratar con el santo padre, algo que en mi caso es imposible, ya que su amor por las armas o Armifilia (algo que trataré en la próxima entrada) dificulta el trato.
He de suponer que el hecho de ser patolofílico acrecenta mi necesidad de sufrimiento religioso. Me da morbo   la posibilidad de pertenecer a una religión que promete sufrimiento eterno con belcebú, el ángel caído, si no llevo a cabo la palabra del Señor.

Espero decidirme pronto, uno no se hace apóstata de la noche a la mañana.

Tendencias: Cronofilia.



Esta es a modo particular una de las tendencias que más me afectan. La razón principal para ello se encuentra dentro de mis precedentes genéticos, para ser más exactos a mi tío, del cual he obtenido el fragante amor por los artículos que pese a su funcionalidad o rotura me atraen significativamente. Conllevando además la condición de mi dependencia a sus encantos.

No hace mucho, es más, me aventuraría a decir que fue ayer, paseando por Granada pasé por la mayor factoría de vinilos desvirtuados por su apariencia, CashConverter, vocablo que en castellano viene a ser algo así como "Danos tu basura, nosotros la guardamos hasta que algún imbécil se la lleve encantado". Allí de forma casi anecdótica descubrí la diferencia entre antiguo y retro. Resulta que para el servio mercantil esta connotación  tiene varios significados, siendo "Retro" la empleada para dar a entender que su función es tan solo ornamental y "Antiguo" la que lejos de referirse a funcionalidad, determina el precio. En definitiva, encontramos "Retro" como estropeado y por ello barato, y "Antiguo" como objeto de utilidad dudosa pero caro.

Dejando de lado esto, volveré al tema principal, sin dejar pasar la oportunidad de identificar al imbécil de la traducción castellana con mi propia persona.

En definitiva. La cronofilia se relaciona con un tipo de parafilia basada en la consideración de inadecuada a las tendencias sexuales surgidas por parte de un sujeto ante un objeto de edad sustancialmente distante de la propia. (Frente a este fenómeno sugiero la tendencia sexual como la sensación que experimenta nuestro cuerpo al encontrar un objeto antiguo/retro, llamada orgasmo capitalista, y que se manifiesta por su compra impulsiva y el posterior uso indiscriminado para labores ajenas al vicio).

Ante la posible visión literal del término he de decir que en mi caso jamás llevé a cabo acciones sexuales frente a una Olivetti Linea 98, una pareja de Olympias Traveller deLuxe, una Maritse 15, una Brownie Flash, una Vest Pocket o algún que otro billete/moneda o fósil que me rodee, al menos completas.

Tendencias: Necropatía.


Hace tiempo que vengo dándome cuenta de lo morbosa y seductora que llega a ser la muerte. Es un fenómeno glorioso, lleno de cambios desconsiderados, ya que injustamente viene por sorpresa (a veces).
Lo mejor de ella es ese carácter tan sobrio y definitivo que transmite. Yo, como tantos otros, no sé si aquí presentes, he pensado en ella de forma egoísta más de una vez, pero sin llegar a nada, y esto he decirlo, por falta de huevos. Porque tiene esa mirada fría, esa que te descubre el insoportable dolor físico que te acompañará hasta el último aliento, esa esencia de misticismo que queda por la posibilidad de quedar vivo... No sé, supongo que tan solo se debe a la falta de huevos... y me engaño a mí mismo.

Cambiando de tema, pero sin acabar con él, tengo que mentar algunos casos que hicieron despertar en mí la necesidad de escribirlo. Ya son varias las ocasiones en las que algún familiar o amigo me vino contando la muerte de algún conocido y yo, lejos de sentirme afligido, empecé a despertar cierta envidia por el susodicho exánime. Bajo ese pretexto mis comentarios fueron, cuanto menos, de tristeza o desánimo, restándole toda importancia al hecho de que ahora el hollito, que su vivaz trasero formaba sobre el sofá, yacía sin dueño.

Ésto, claro está, termina despertando odios e injurias contra mí por parte de mi sentimental "anguélo", las cuales no dicen mucho más de mí de lo que todos sabemos, que mi corazón de negro, de tan oscuro, desapareció en mi corporal y atezado vacío.

A qué viene esto.


Me han insultado de tantas formas y en tantos idiomas que casi olvidé mi verdadero nombre. El insulto a veces fue tan infundado que tuve que dar la razón a mi parlamentario agresor. Hubo ocasiones en las que yo mismo pedí ser insultado para provocar mi propia ira y con ello llegar antes al orgasmo, pero nada, el insulto no acabó más que con la tensión del momento, demasiada verdad destruye leonadas. Recuerdo el más bonito de los insultos que me entregaron, de forma escrita y bien redactada, mediante la línea atlántica desde Baires, provincia del tercer mundo, y que describe así:


Pablo es una película de carnaval,
es fulano, es milanesa con tomate,
mariquita, mastodonte, negro de tal,
es un pantalón, faldón con miriñaque.

Pablo folla a las más putas de las musas
que dan una grasia que no se pué aguantá,
luego escupe verdades como pelusas
porque la vida no le sienta nada mal.

El cabrón de mi amigo me denuncia,
me dice que si tal o peor o cadáver.
Así ya, cualquiera se corta las venas.

Luego se arrepiente, reza escaramuza
con dulzura. Sí, la concha de tu madre,
no vayas ahora a decir que sos mi nena.

Baires, 24 de abril.

Además de esta, fueron muy numerosas las reprimendas del mismo atento amigo. Recuerdo una, en la cual, el muy desgraciado, incluso se insultaba a sí mismo mediante adjetivos que tanto la sartén como el cazo notaban propios. Esa decía así:


Yo con mi estilográfica, tú con tu birome,
yo con mi elegancia, tú con dos cojones,
yo listo para salir, tú espera one moment,
yo con la adelaida, tú con la gorda ivonne.

Soledad nos usa como a dos cabrones,
nos dice que follamos como maricones:
la sensibilidad atrofiada, usted perdone, 
en la cama no solo con la boca se come.

Yo con mi estocada, tú con tus dos pitones, 
yo con sangre frita, tú con chicharrones,
tú para el arrastre de parar balones, 
yo con seis infartos en dos corazones.

Luego pasa lo que pasa, registro los cajones, 
encuentro ojos de oro incrustados en ratones, 
calzoncillos de plata mezclados con condones, 
y lágrimas rayadas como las viejas canciones.

Yo con las dos manos, tú con dos pezones,
yo sin escribir poemas, tú sin tener ilusiones.
yo con la lengua vacía, tú mordido por leones,
y si liamos la marimorena semos dos cabrones.

Por ahora y mientras tanto sigo esperando a que alguien llegue a su altura para al menos sentirme ofendido, no digo más, porque ante todo uno es negro... y por desgracia.

Iteya...


La muerte, estando ella tan confiada en ganarnos, nos da toda una vida de ventaja. Pero en mi caso, para desgracia ajena, además me sirvió de un homólogo suicida, un clon de medio pelo y mirada distante. Un hombre al que hasta su propia barba traiciona y no siendo éste el único, incluso las cajetillas de tabaco mienten con bonitas palabras que amenazan su integridad sin luego dar resultado. Alguien que la gran mayoría de las veces encarna el papel honorífico de lo que las madres, pobres inocentes, llaman malas juntas. Sin ser él nada de esto.
Porque todo son prejuicios que se basan en sustancia sin fundamento. Es una persona como pocas, con tantas virtudes que ensombrecen a sus defectos. Es amable, católico, consciente de su futuro y además responsable. Ha recibido tanto en su vida que ahora, agradecido, no tiene reparos en ser el hijo que toda madre querría, el yerno por el que toda suegra de vecino reza antes de meter los pies descalzos bajo la colchita de lana (de la buena). Llega a tal punto su divina conducta que hasta ha trasgredido las tendencias sexuales naturales acercándose a la homosexualidad en varias ocasiones como consecuencia de su sagaz dulzura y carácter afable.
Y podría yo seguir contando clarividencias de este grandioso muchacho siendo lo dicho solo un ápice de cuanto podría contar sobre él mientras mi propia conciencia, sintiéndose culpable, intenta hacer estallar mis propias entrañas por andar mintiendo como un verdadero prostiputo y guardar hasta el final un mayúsculo "nohombre.", porque sí, señores, para todo esto no existe otro final posible más que un glorioso...

NOHOMBRE.

Eso lo saben hasta los chinos de Rusia...


Algo debe de haber escondido tras esa frase "hecha" que me persigue y me destroza xenofóbicamente por dentro. Todo cuanto pasa a mi alrededor es tan corriente que acaban sabiéndolo hasta los chinos de Rusia, pero por qué de Rusia... Bien sabe Dior que chinos hay hasta en la sopa y jamás se me ocurrió decir que lo saben hasta los chinos de la sopa. Es más, sabe Dior todoponderoso que hasta los hay aquí esta nuestra grande y libre España y nunca se me ocurriría decir que lo saben estos chinos tan cercanos, podrían saberlo por casualidad. De ellos te lo puedes esperar todo. Porque ante todo hay que decir que esta gente no puede ser muy tonta si son comunistas, y grandes. Nohombre.