!Qué interno todo...¡


Incomunicado del resto del universo, decido apelar al ínfimo carácter de responsabilidad propio y atar la inmensidad de cabos sueltos que quedan en mi vida.  Todos ellos tan insustanciales e intrascendentes que no los tuve en cuenta hasta que ahora la desaparecida amena, con nombre en la actualidad de naranja guiri, sospechosamente me cortó el grifo (uno de esos cabos incluyen al recargo de saldo).
En poco tiempo vi como aparecían miles de esos cabos. Tales a mi siniestra capacidad para caer en la empatía, mi relación con los despertadores (los programa el mismísimo diablo), mi incondicional miedo al descanso nocturno (¿quién necesita ocho horas de sueño?), mi despreciable facilidad para caer en el consumismo de papel tintado, mi facilidad para el “sí” y la sobriedad de mi “no”, y la más dolorosa y desquiciante, esta incapacidad para olvidar detalles estúpidos ante la posibilidad de recordar los verdaderamente importantes y el envidiar continuamente a esa seductora voz que habita en mi cerebro, que domina una vocabula discenda impensable para mi propia persona y que me desagrada en demasía.
Hablemos de nosotros, ¿Quién eres y quién te metió acá? ¿De dónde sacaste esa gutural voz tuya? ¿Por qué eres mejor que yo? ¿Por qué piensas como si de mí se tratase ataviando a esos pensamientos un orden tan labrado e incuestionable?... Podría faltarte el respeto, pero tengo la impresión de acabar faltándomelo a mí mismo, y no estoy dispuesto a llegar a tanto.

Al final preferí dejar los cabos desataditos, ya aprenderán ellos solos a atarse. Por la cuenta que les trae...

Desequilibrado


¿Cómo sabemos si sabemos algo que nadie sabe? ¿Cómo podemos comprobar, sin preguntar a nadie, que no estamos equivocados? Que alguien me explique cómo debo hacerlo, porque debe existir ese procedimiento. Es algo necesario para nuestra especie. A todo el mundo le gusta saber algo que nadie más sabe, pero no se está seguro de serlo sin preguntar a los demás. Pero no podemos hacerlo, porque los muy desgraciados siempre acaban dándote la respuesta que no quieres escuchar y se va al traste tu felicidad. Sabes que miente, pero da igual, porque tampoco puedes demostrarlo, y es eso lo que más duele. Quiero, deseo, ansío, anhelo, aspiro, ambiciono, pretendo saber el método como si de la piedra filosofal se tratase y lo quiero aquí y ahora. Me convertí en un hombre ambicioso e impaciente debido a mi necesidad de demostrarlo todo, pese a este sentimiento de lástima que me inunda por mi necesidad de ampliar mi propia sabiduría con la de los demás, ya que este psicoanálisis es mi único proyecto en la actualidad y no querría mezclar a nadie en él por el mero hecho de negarme a contaminar mis resultados con opiniones subjetivas e impías hacia mi propio pensamiento. No quiero decir que yo cuente con un punto de vista objetivo sobre el tema, pero tan solo quiero mi punto de vista. Llamadme ególatra o egocéntrico que de igual modo seguiré mi camino apartado de las miradas críticas que ínfimamente pueda hacerme abandonar. Así que olvidad todo lo dicho y pensad que mi comportamiento solo es el propio de un desequilibrado o un paria del tres al cuarto que no encaja en vuestro despreocupado mundo. Sentiré pena por vosotros, no la sintáis por mí.

¿Ellos o yo?



Me levanto cada mañana y pienso...¿Dónde querría estar?¿Por qué amanece si yo no lo he pedido?¿Para qué sirve todo esto?. En ese momento no encuentro una razón, salgo de mi nube y me dirijo a mi amigo de confidencias, un triste aparato lleno de claves alfanuméricas y chismes que solos serían inservibles pero que unidos son lo que muchos desean, una mente ordenada, una vida cuadrículada y sin final extraordinario, solo servir...solo ser util. Y por mas amargo que me parezca, hasta un amasijo de cables ha encontrado su lugar antes que yo. Pero luego miro al espejo y me digo: "A menos en un momento de mi vida hice algo bien, me enamoré". No parece mucho pero es más que eso, solo tres minutos después de hundirme a mi mismo en la desesperación encuentro el motivo por lo que todo merece la pena, esa persona a la que amo. Con ella no hay nada que produzca en mí una infima porción de angustia, solo un abrazo suyo llega a llenar mi vida de razones, con un beso poseo todo lo que cualquiera querría, pero...a veces eso no llega a bastar...y necesito algo, un algo que me haga abrir los ojos, un... un... un ¡te quiero!...y Boom!...mi vida cobra de nuevo el sentido perdido...a menos hasta que comprenda por qué una caja electrónica puede vivir sin amar...¿Acaso han aprendido a estar solos?¿Querría yo parecerme a ellos o son ellos los que me envidian?


Que tiempos aquellos...por suerte uno se va dando cuenta de que vivir engañado no es vivir y de que nada es para siempre. Aprendo poco a poco, pero aprendo, que falta me hace...

De este mundo en el que no sabemos estar...



¿Qué se puede esperar de un mundo de ruindades y desgracias en el que el sueño de todo ser es volver al pasado infantil del cuál se vio forzado a salir? Tal vez esperemos que tras la vida nos espere una interminable infancia en la que desconectar de todo aquello que mermó nuestra felicidad o que en muchos casos la arrancó de raíz en nuestras narices.
Podemos esperar también a llegar al prometido paraíso, del cuál corroboro su inexistencia por sus bases alejadas de lo racional, o el esperar que con nuestra muerte la vida pasada sea solo eso, pasada, pero sin duda alguna creo que la razón a la que debemos nuestra existencia no es más que el simple hecho de probar las posibilidades a las que somos expuestos y con ello tener la libertad de equivocarnos innumerablemente sin miedo a que ello nos pase factura. Con esto no mas decir que vivir para no equivocarse es vivir sin saber vivir.


Tumor de propósitos



Hoy, desde este lugar, desde mi pedacito del mundo, desde el único espacio que siempre me pertenecerá, quiero dar rienda suelta a mis sentimientos. Quiero que todos ellos salgan, se pronuncien y me expliquen el por qué, el por qué de todo, de lo que pienso, de lo que creo y de lo que me rodea y con más detalle el por qué deseo huir. Voy a actuar de la forma que solo los débiles estarían dispuestos a llevar a cabo, voy a fracasar antes de comenzar y no consigo perder la opacidad de mi vista. Tengo mi "vida" atada a una música que me hace olvidar la realidad a la que pertenezco y a unos libros que no hacen más que discutir mis razones para exiliarme de la existencia. Y más, más y más... más mierda encuentro cuando veo una solución y si no soy yo quien la echa, se encargan mis amados fantasmas de hacerlo, sin tener en cuenta el poder que a mi mismo "me" pertenece sobre "mi" vida por el mero hecho de serlo, porque así debe ser, no hay nada mejor para alguien que duda de que tenga vida que inmiscuirse en ella para destrozar, fracturar, quebrar, aniquilar y avasallar cualquier atisbo de independencia racional o moral que lleve a la práctica. Así que para demostrarme a mí mismo, y a todos que no pueden ser un influjo perenne en una vida que no les pertenece, que no pueden hacerme daño, imponer sus normas éticas y marchar libremente, necesito hacer algo para que denoten en mi la capacidad para ser totalmente independiente a su influencia. Y si no puedo conseguirlo, de nuevo habré fracasado. Dos a uno, vuelves a llevar ventaja...

Mañana no es hoy, te pongas como te pongas


Hoy, todo lo que escribo comienza por hoy, nada comienza por ayer o mañana, ni tan siquiera por un antes o un despues. Debe de ser por la necesidad que corroe mi cuerpo, porque necesito saber que sigo vivo. Necesito el presente, porque huyo del pasado y temo al futuro, porque no quiero seguir adelante si no tengo claro que justo en ese momento soy algo. Tengo gente a mi alrededor, la suficiente para compartir momentos de mi presente y saborear la dulce sensación que nos da la libertad de hacerlo o no, sin ataduras ni consecuencias extremistas y disyuntivas que nos lleven a la profunda soledad. Quiero esa libertad.


Girando gerundianamente


Girar, girar, girar y girar y volver a girar y más giros, y más rápido, y vamos que girando y girando y que no para de girar y girando me mareo, me mareo y caigo, y al caer me golpeo la nariz, y sangra, sangra mucho y duele, duele más que sangra, pero da igual, todo tiene que seguir girando, poco a poco pierdo la conciencia, ya no se a dónde voy, en verdad nunca lo supe, pero ahora no se si me rodea la realidad o una simple ilusión, mi vista ya estaba nublada pero ahora me abandona, no veo, me ciega todo, el dolor, la sangre, el mareo y cada giro que despega aún mas mis organos, mi cuerpo se despega de si mismo, y noto como chocan unos órganos con otros. Los primeros en chocar son los mas esenciales para el hombre, y no por la supervivencia, sino por lo que significan, son el corazón y el cerebro, ambos chocan y rebotan, tanto y tanto que se van autodestruyendo, se van convirtiendo en polvo, y ese polvo crea una infranqueable pantalla que hace que los demás organos vayan de aquí para allá sin rumbo, destronzandose nuevamente unos con otros. Tras eso, mi cuerpo queda lleno, pero de una sustancia asustadiza y desconfiada, de aire confuso que no le permite vivir ni dar vida a su alrededor. Está lleno de pensamientos, dudas, miedos, remordimientos y necesidades. Necesita ser de nuevo lo que era, pero ese impertinente giro no aboga por lo mismo. Es en este momento cuando pido, por él y por mí, que ese giro cese, da igual la velocidad o la intensidad con la que lo haga, pero que cese y me abandone y con un intenso chaparrón de lágrimas se despeje la materia gris que llena su interior, para que de nuevo pueda brotar el ser que fuí, que vuelva a estar cubierto de una frondosa aura . Que no sea yo, sino Yo. Y así con orgullo alzarme victorioso...lo siento, de nuevo volví a caer, pero ahora en mar del optimismo, nunca se me dió bien nadar.


Todo es injusto o justo lo que merecemos




Algo bueno tiene que tener todo esto, algo tiene que tener para que no consiga decidirme por un fin rápido e indoloro, tal vez se deba a que no tengo la fuerza de voluntad suficiente para llevarlo a cabo. Debe ser una de estas expiaciones pero en cualquiera de los casos no me parece correcto que no todos los seres humanos seamos capaces de las mismas cosas. Por condición o por simple genética se nos debería dotar a todos de la misma voluntad. Teniendo en cuenta la imposibilidad de que esto ocurra, nosotros (los que pensemos de igual modo sobre este tema, claro está) deberíamos pedir competencias a nuestros gobiernos y que se nos dote de servicios que faciliten la tarea. No tienen porque ser servicios de alto rango, tan solo con ayuda moral, el derecho a asociación (finita donde las haya) y sobre todo la libertad para hacerlo sin que nadie sea perjudicado ajeno o no a nuestra decisión, nos sentiríamos satisfechos. Aunque pensándolo bien se deberían pedir también derechos adyacentes, empezando por algo esencial en cualquier autóbito que se precie, porque no hay mejor muerte que la que es acompañada del infausto ritmo de la Toccata in D minor de Bach, o para gustos menos clásicos, el estridente tintineo de lady gaga, y bien es sabido el interés de las sociedades de autores por el cobro del canon de estos archivos sonoros (para nosotros deberían restringir este pago, por caridad siquiera) y tampoco debemos olvidar las armas, una subvención para su compra sería bien avenida, y la mejora de parajes dignos de ser recordados antes del viaje de expiación hacia el purgatorio pendientes de nuestro eterno veredicto. Con esto y algunos puntos más a tratar seríamos muchos los agradecidos. Espero respuesta de los altos cargos, aunque tan solo sea para poner el grito en el cielo.


Conversaciones intrascendentes





-¿Cómo se llama esa sensación?... ¿Esa sensación que tengo cuando sé que a mi alrededor tengo todo lo que necesito pero no consigo hacerlo mío?

-No sé. Supongo que tiene un nombre, alguno que con simplicidad puede explicar lo que me describes, pero en este momento no sé ponérselo.

- Creo que es simple, sí. O tal vez se trate de alguna sensación desconocida para el resto de la humanidad y que solo yo llego a sentir...

-No pienses eso, nunca sabrás que es lo que sienten los demás si solo te tienes en cuenta a ti mismo y para colmo sacas a relucir el suficiente ego para creer que alguna divinidad se honra en crear una sensación en exclusiva para ti...No seas así.

-A veces me gusta pensar que soy especial, no veo nada malo en ello, todo el mundo necesita sentirse así. Es vital.

-Vital o no, no estás en condiciones de ser tan egoísta, no todo puede ser "Tú" y solamente "Tú".

-Déjate de gauchadas y céntrate en mi pregunta. Solo te di tema de conversación porque tenía una duda. Así que si ni tú ni yo la saciamos y para colmo piensas seguir dándome a entender que sólo soy uno más de los seis mil millones de personas que habitamos este planeta para hacerme sentir insignificante, no estoy dispuesto a escucharte.

-Pronto será el día de los enamorados.

-¿Lo dices para cambiar de tema o para acabar de hundirme?

-Me parece que la palabra que buscabas es angustia. Y me temo que tengo que decirte que no eres solo tú quien la siente. ¡Uis! Parece que estabas en lo cierto sobre mi intención de hundirte…
¿Nunca pensaste en tu vida como una gran competición en la que un ser superior te pone a prueba y tiene como objetivo el destruirte? Persiguiendo la victoria en esta competición podrías encontrar tu meta y con ello un objetivo que seguir adelante y superar este reto que te han impuesto por el mero hecho de existir. A nadie pediste esa existencia, pero ya que ha de ser vivida, tu mejor opción es ganar. Todo empieza ahora, ánimo y no vuelvas a perderte aquí. No me gusta ver seres desgraciados que me hagan parecer afortunado.

-Solo eres una mínima parte de mí, al igual que tus problemas. Eres tú el que debería desagradarme. Viviría feliz sin tener que estar a expensas de cada razonamiento de tu parte. Se puede vivir pensando que todo es obra de los dioses, muchos llevan miles de años haciéndolo y parece irles divinamente. Yo podría ser como ellos.