Comencemos por el principio.



"En el principio era el Sujeto, y el Sujeto era con Dios, y el Sujeto era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas" (Jn. 1:1-3 Versión Corregida)

Estos versículos, cuando se entienden apropiadamente, confirman y expanden la concepción real del mundo. Sin embargo, este pasaje es el que más se ha tergiversado para enseñar que Jesús jamás existió en el cielo antes o después que en la Tierra. Un entendimiento correcto de estos versículos depende de lo que creamos que significa la expresión "el Sujeto" en este contexto. No puede referirse directamente a una persona, porque una persona no puede estar "con Dios" y al mismo tiempo ser Dios. La palabra griega ‘logos’ que aquí se ha traducido como "Sujeto", no significa en sí misma ‘Persona’. Generalmente todo lo dicho, usado con algún que otro detalle más acorde al catolicismo, es usado para convencernos de lo contrario. Dios no será hombre por estar él con Dios, pero Dios no es más Dios por estar él con el hombre. Lo que nos da una explicación coherente de su dejadez en nuestros mundanos problemas de supervivencia.
Yo, fiel defensor de la manipulación mental y abogado inherente de la exculpación social, me nombro como nuevo tergiversador per excellentia  de la palabra del Señor. En futuras entradas haré acopio de dicho título, lo prometo (Sobreentended que no tengo palabra, haré lo que me parezca).

No hay comentarios:

Publicar un comentario