Infanticidio.

Cliquea aquí y vuelve a los '90s

Lo más jodido de haber tenido una infancia triste es recordarla por casualidad años más tarde, cuando la tristeza no se ha ido pero la infancia queda lejos.
Regresan a tu mente imágenes de juegos, soledad y de una radio que berrea a tu lado música que, aunque no escuchas, queda grabada en tu mente. Una radio que al igual que en el presente estaba encendida con el único pretexto de no hacerte percatar que no hay nadie alrededor. Regresa además todo con un indigesto nudo en el estómago, con la sensación de que tal vez aquello que hoy crees que era tristeza fuese felicidad, esa felicidad real que llega incomprensiblemente y se mantiene inmutable, una felicidad inocente que nos deja en la estacada, tal y como vino.

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