Igualdad, al menos mientras nos vestimos.


Hay motivos suficientes para aclamar a voz de canto e himno que también los negros, o afrodescendientes, como nos gusta que nos llamen, debiéramos tener los mismos derechos. 

Archivos constatados ponen a la luz la verdadera autoría de la Odisea, hasta ahora dada a Homero, los cuales señalan a Mbog Tgma como único autor del clásico épico griego por antonomasia. En dichos archivos además es menciona la procedencia namibia de la Madre María Teresa de Calcuta, conocida en casa como Madre Maritere de Windhoek; el casual descubrimiento de la penicilina mediante la ingestión de leche de Tuli de un campesino de la actual Senegal llamado Abdulaye Adeouma; el gol de la final del mundial de Sudáfrica a pie de Ahibo Akem, centrocampista español; y sin olvidar además al pasado premio Nobel de la paz, Barack Husseim Obama.

Con ello no quiero entrar en debate sobre la posibilidad de asemejar derechos entre las razas interesadas, puesto que mi única intención, con acritud, es la de actualizar pidiendo imposibles.

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